En estos últimos años todos hemos sentido que el proceso de diseño ha tomado un gran alcance y protagonismo, ya sea en los productos o gadgets que utilizamos a diario, como también en los servicios digitales con los que nos relacionamos e interactuamos.
Sin embargo, en muchas ocasiones, nos vemos atrapados con lo “bonito” que nos ofrecen, pero cuando queremos usar alguna plataforma digital para realizar una acción en específico, nos damos cuenta de que los pasos para llegar de un sitio a otro son extremadamente largos y tediosos. Entonces desistimos de usar esa plataforma, y solo recordamos los gráficos o colores pero, de seguro, no volveremos a entrar a esa web.
El problema no está en crear una web bonita y lúdica, al contrario, el dinamismo y la interacción alimenta la experiencia y da una primera gran impresión a nuestra página, pero a esto le tenemos que sumar una experiencia de usuario (UX) que ayude en la navegabilidad y encamine a la persona en su viaje por nuestra web de principio a fin.
Pero, ¿qué es la Experiencia de Usuario (UX)?
Al hablar de UX nos referimos a que el usuario pueda interactuar con nuestra plataforma. Que viva o genere una experiencia única y eficaz, sin contratiempos y que, al momento de cerrar, se lleve la necesidad de volver. Con las técnicas UX buscamos mejorar el producto de tal manera que el usuario lo diferencie de su competencia y permita que la página web trabaje para el crecimiento del negocio. De hecho, la Experiencia de Usuario es uno de los pilares del Growth Driven Design.
Para encontrar las buenas prácticas al momento de generar plataformas pensando en la experiencia del usuario, es necesario tener un continuo análisis desde el momento en que se comienzan a preparar los wireframe hasta que el producto final llega a los dispositivos, pasando por test de usabilidad y terminando por los mapas de calor.
Existe la necesidad de presentar algo no solo impactante visualmente, sino también dar las facilidades de navegación que toda persona espera al visitar una página web. Esto nos lleva a analizar profundamente lo que estamos creando, tanto para el diseñador UX (User Experience) como también para el diseñador UI (User Interface)
Estos dos diseñadores deben complementarse, ya que uno tiene la visión más artística (UI) y el otro tiene una visión más estructurada (UX).
¿Cómo funciona el proceso en la práctica?
Un ejemplo práctico para entender un poco más sobre la relación entre UX y UI, lo tuvimos en Impulse hace unos meses. Nuestro cliente del rubro de salud, manejaba diversos buyers persona, desde los más jóvenes, hasta adultos, incluyendo personas de la tercera edad.
Ellos querían implementar un tótem que facilitara al usuario registrar sus citas médicas sin pasar por las largas colas de admisión. Para ello, nos encargaron la interfaz de la plataforma.
Empezamos por entender lo más básico del cliente y del usuario: los canales, el flujo que seguía y los diversos procesos que debería pasar para obtener la cita. Se creó un primer wireframe teniendo en cuenta los requerimientos, y las formas más simples de llegar de un punto a otro, para ello involucramos a las personas encargadas en la aprobación de la plataforma, ¿por qué?
Es muy común que el cliente quiera lograr algo, pero no sabe cómo hacerlo o explicarlo. Es por ello que cuando se lo involucra en el momento de creación del wireframe, tiene la facilidad de explicarlo en persona al equipo y así podemos dar con una solución en conjunto, además de hacerlo partícipe del proceso de creación. De esta manera evitamos reprocesos innecesarios o cadenas de mails que derivan en algo totalmente diferente a lo pactado.
Luego de la creación y aprobación de este wireframe en conjunto, se procedió al diseño de la interfaz y con el prototipo en mano hicimos pruebas de usabilidad en campo. Esto ayudó a corregir ciertos errores tanto en usabilidad (UX) y estética (UI) que el usuario final pudo identificar. Por último, el prototipo ya finalizado pasó a desarrollo, en ese momento tanto UI como UX trabajaron junto al developer para garantizar que se correspondiera con el prototipo, tanto en estética como en funcionalidad.
Ahora, ¿dónde está la unión entre UI y UX?
En muchas agencias, la responsabilidad de estas dos disciplinas digitales recae en la misma persona, un diseñador especializado en diseño web con conocimientos en usabilidad que debe encontrar una solución gráfica de forma simple, resolviendo los problemas de maquetación, pero manteniendo una estética prolija y adaptable a múltiples plataformas.
Muchos diseños con los que he trabajado han tenido formas y funciones variadas, es totalmente normal que como diseñador se quiera dar un look and feel innovador y fuera de lo común con el objetivo de diferenciar al cliente de su competencia.
Sin embargo, al momento de plasmarlo en la pantalla se debe tener en cuenta no solo lo gráfico, sino también la facilidad de rutas de acceso al usuario, variabilidad en dispositivos y un flujo de navegación simple.
Crecimiento y actualización constante
El usuario cambia constantemente, no pierde tiempo en flujos complicados y no suele buscar rutas de acceso, quiere la solución rápida y concisa. En pocas palabras quiere la solución a sus problemas en poco tiempo, de lo contrario se irá de tu web para no volver. Es por ello que el diseñador UX debe invertir tiempo en un análisis de usabilidad.
Este análisis puede resolver muchos fallos potenciales, los mapas de calor identificarán los puntos que más atrae al usuario y nos dará un enfoque mucho más claro de lo que las personas quieren ver en tu página web.
Como hemos visto, las funciones del diseñador web se han vuelto más complejas, sin embargo en lugar de frustrarnos, se trata de ponernos en el lugar del usuario, sentir sus necesidades y resolver de la manera más simple sus problemas.
